Razones por las cuales ya estamos hartos de Ciudad Panamá:
- Vimos el canal. Vimos la parte nueva de la ciudad. Vimos la parte vieja de la ciudad. No hay nada más que ver.
- El tráfico de un viernes a las 5 PM en La Uruca es un paseo dominical por el campo comparado con el tráfico acá, en cualquier parte, a cualquier hora. Y no es sólo la cantidad de carros, sino que manejan como desquiciados, tirándole el carro encima a todo el mundo y cruzando de carril en carril como si no hubiese un mañana.
- Los pitos! Dios mío! La gente se vuelve loca pitando en la calle, pitan por todo, pitan por nada.
- Hay un gran número de mujeres lindas en Panamá. El 7 es un gran número no? Igual deben estar de vacaciones porque no hemos visto ni una.
Hoy es nuestro quinto día en ciudad Panamá, y ya nos agarró la urgencia de seguir moviéndonos. Hoy será el último día que estaremos en suelo centroamericano por los próximos 3 meses.
Nota curiosa del tráfico: si uno va en carro, cuidado porque todos son unos salvajes y quieren tirársele encima a uno a cada rato. Pero si uno es peatón, los carros frenan en medio de calles principales super concurridas para darle campo a uno para que cruce. Quién los entiende.
El hostal Mamallena probablemente sea de los mejores en que nos vayamos a quedar en este viaje. El lugar es bastante particular; es un apartamento grande en un segundo piso de un edificio, bastante nuevo y todo muy limpio y ordenado (pondremos fotos). Ah y pancakes gratis. Es como estar en nuestro propio aparta que compartimos como con 15 gringos, europeos e israelíes.
Por cierto, vieran la cantidad de israelíes que andan mochileando por el mundo. Nos contaba Mor, una muchacha israelí que conocimos en David, que allá es casi que la norma irse a mochilear por el mundo. La gente sale del colegio y tienen que hacer un año obligatorio de servicio militar, y apenas lo terminan, la mayoría se va un año a viajar por el mundo antes de volver a Israel a empezar la U. Como nos dijo Mor, si uno sale directo del servicio militar a la universidad, la gente en Israel le pasa preguntando extrañadísima por que uno está haciendo semejante locura de no viajar por el mundo.
Volviendo al tema, en estos días conocimos muchísimo de la ciudad de Panamá. Doña Lupe es una enciclopedia de historia y geografía de Panamá, y en la atarantazón que se anda, es super entretenido escucharla. Es impresionante lo que sabe esa señora; en cada lugar que pasábamos nos contaba una historia completa con nombres y fechas, de qué es cada lugar y su importancia. Aprendimos sobre toda la historia de la zona del canal, donde vivían los gringos y de cuando los panameños se rebelaron para recuperar su territorio.. También de las ruinas de la zona vieja del canal, de como construyeron el causeway y de cómo están remodelando todo el casco viejo.
En verdad Panamá es una ciudad de profundos contrastes. Hay cualquier cantidad de rascacielos por todas partes, y están levantando muchos, muchos más (no exagero, de un vistazo rápido a la ciudad se ven fácil unos 5 o 6 edificios en construcción para cualquier lado que uno vuelva a ver). Y a menos de 5 minutos del conglomerado de modernos bancos, apartamentos y centros comerciales, se topa uno con zonas de verdadera miseria. Nada nuevo para nosotros en realidad, sólo que es más marcado el contraste… León XIII es horrible pero Chepe centro tampoco es ninguna maravilla.
De lo que más nos gustó fue el Casco Viejo; la zona que alguna vez fue la más importante de Panamá. Como que en lugar de construirle los edificios encima, la gente fue migrando a otras partes y construyeron la ciudad alrededor, dejando esa parte relativamente abandonada. Ahora la están empezando a restaurar, y poco a poco va tomando importancia de nuevo, aunque avanzando por las calles de esa zona, los pintorescos edificios coloniales están intercalados con edificios de viviendas pobres, por lo cual no nos inspiró suficente confianza como para andar caminando por ahí tomando fotos como si nada, aunque nos habría gustado.´ Así que pasamos en carro, y nos bajamos en el Teatro Nacional de Panamá, bonito pero me quedo con el nuestro. Al lado del teatro había un puñado de gente conmocionada y resulta que nos topamos con que estaban filmando un capítulo de Prison Break ahí en el casco viejo y uno de los actores estaba firmando autógrafos (Dominic Purcell, que hace de Lincoln Burrows en la serie). Bastante simio el tipo, queda de tercer lugar en sorpresas, después de las tortugas y el perezoso.
Hoy nada más esperamos el avión. Volamos a las 9:25 PM en una aerolínea colombiana que se llama Aires, recomendada por Lee, el dueño del hostal, y con lo cual nos ahorramos como $100 de lo que habíamos pensado pagar en Copa. La avioneta está un poco oxidada y le falta un ala, pero no creo que sea problema y tiene buenos chalecos salvavidas.
Hay varios botes que van de Panamá a Cartagena, y pasan por unas islas que quedan en la costa atlántica de Panamá, llamadas San Blas (un conjunto de 365 islitas donde vive la comunidad indígena Kuna). El viaje tarda 5 días, de los cuales se pasan 2 completos en las islas, que según hemos escuchado, son bastante paradisiacas. Queríamos irnos en uno de esos en lugar de volar, pero no salen todo el tiempo, y tendríamos que quedarnos acá esperando hasta el viernes, además de los 5 días que tarda el viaje, así que quedó descartado. Lástima, nos quedamos con las ganas.
Y así termina el prólogo de nuestra travesía. Esta noche estaremos pisando suelo suramericano.