Las mejores cosas de un viaje así siempre son las inesperadas, eso ya lo sabíamos desde que salimos de nuestras respectivas puertas el pasado primero de setiembre. Lo que no sabíamos era que algunas de esas cosas inesperadas pueden pasar lejos, en casa, mientras nosotros merodeamos por los caminos del sur. Sería un ejercicio difícil y complicado intentar describir lo que sentí (o lo que sentimos, que aquí todo lo hablo por tres) cuando nos enteramos de que se iba a hacer un chivo por nosotros y para nosotros. Imaginarnos a Michi, Pana, Felipe, y Marcos ahí reunidos haciendo música, rodeados de gente que nos ha seguido de cerca durante todo el viaje, y la gente pensando en nosotros que estamos acá a miles de kilómetros, fue increíble.
La plata reunida (que ahora se llama fondo comunitario de hospedaje) ya nos ha ayudado a pagarnos varias noches en Bolivia y Chile, pero lo que significó para nosotros ese gesto (se le queda corta la palabra, pero qué más da), va a durar más que la plata y va a quedar mucho tiempo después de haber regresado del viaje. A Michi, a los talentosos músicos y amigos que la acompañaron, a los que asistieron al chivo y desde ahí nos acompañaron esa noche, gracias inmensas desde el sur.
fotos (del chivo pues):
album en photobucket
¡Qué lindo! De veras que es de bien nacidos ser agradecidos… Los quiero mucho.
si ! que tan cool la idea de michelle de hacer todo eso por uds! que linda
Michi: gracias!!! sé que no pude acompañarte físicamente en ese momento, pero con la mente y el corazón estuve allí (sin ánimos de ser cliché)Lo que hiciste por los tres es la mejor muestra de lo que es ser una increíble hermana y amiga.
Casi me pongo a llorar 🙂
Tan linda que se vé Michi en las fotos, y tan lindo el gesto de todos 🙂